No sé si será el invierno, si será que el tema laboral no acaba de arrancar, si es porque me he embarcado en más historias de formación o qué se yo, pero el caso es que últimamente no tengo ganas de estar con nadie más allá de mi círculo habitual ni de embarcarme en nada diferente a mi rutina diaria.
Hace un tiempo me llamó mi ex-jefe para que fuera a verlo, junto con un ex-compañero, al spin-off de mi antigua empresa que ha montado. Lo cierto es que ganas no me sobraban pero dado la insistencia no pude decir que no. No suelo hablar muy a menudo con ellos y el encuentro acabó con velados reproches a mi falta de comunicación. Pero no tengo ganas.
Lo peor de todo es cuando has conocido a una persona pero no te atrae. No es que pueda hablar mal de esta persona, todo lo contrario pero no puedo hacer cosas que no sienta. Tengo la sensación de que igual debería zanjar el asunto antes de que la cosa llegue más lejos y se vaya haciendo una bola de nieve cada vez más grande. Me encuentro en el dilema de cómo hacerlo de la manera más cordial posible.
Madrid fue la otra cara de la moneda. Gracias a que ya estaba todo pagado y no podía echarme atrás fui. Estuve muy agusto con gente que no veo a menudo y que antes sí lo hacía. Tengo que volver más frecuentemente de lo que lo hago y hacer el esfuerzo inicial, aunque me dé pereza.
Que llegue la primavera cuanto antes, por favor. O mejor, que cambie todo antes del siguiente invierno.
Pseudoalucinación parasitaria de hoy: Violently wild - Horse Feathers.