jueves, 8 de enero de 2015

Libertad de prensa y ofensas

A raíz del terrible atentado que ha sacudido Francia y el resto del mundo, llevo un par de días pensando acerca del límite que separa la libertad de prensa y de opinión y el derecho a la dignidad de cada uno. Vaya por delante que estoy totalmente en contra de la manera en que los terroristas han expresado su disconformidad. No creo en el asesinato como manera de resolver las cosas, bien de manera "ilegal" o bien en forma de pena de muerte.

Luego ya viene el tema de la censura. ¿Dónde están los límites de lo que puede decirse sin atentar contra la dignidad personal de cada uno? En mi opinión creo que el hecho de divulgar informacion, falsa o verdadera, acerca de un individuo con nombre y apellidos que pueda afectar a su vida personal o laboral sí que debería castigarse. Un ejemplo podría ser que yo publicase aquí que cierta persona es seropositiva, por ejemplo. Es una información que al resto del mundo debería darle igual y el único motivo aparente sería hacer daño, nada más.

Pero quizás donde quizás nos hemos pasado de correctos es en el hecho de censurar cosas que afectan a colectivos. Apoyo el hecho de que se publiquen esas caricaturas y creo que los musulmanes no deberían poner el grito en el cielo como lo han hecho. Quien lee esto puede pensar que es muy fácil pensar eso cuando no es a ti a quien te afecta, pero no es así.

Si nos metemos en el terreno de la homofobia, por ejemplo, sigo pensando lo mismo. Estoy a favor de que las leyes prohiban la discriminación por razones de orientación sexual, creo en el matrimonio civil igualitario (el religioso me da más igual, creo que no representan a ninguna deidad) y la visibilidad debe ser total, incluso en pueblos como éste. Sin embargo, no se me ocurriría censurar a quien no crea que deba haber igualdad o se piense que somos enfermos, por ejemplo. Y también creo que hay que tener sentido del humor y saber reírse un poco de uno mismo, leche.

Las palabras se combaten con palabras, no con censura ni mucho menos con muerte.

Pseudoalucinación parasitaria de hoy: La plaza de Tetuán - Nuestro Pequeño Mundo. Esta canción la cantaban los soldados del bando republicano allá por la Guerra Civil Española. La pongo porque ha envejecido bastante mal y hoy suena terriblemente incorrecta.

6 comentarios:

  1. Aunque hay que tomarse estas cosas con un poco de sentido del humor creo que tienen todo el derecho a sentirse ofendidos. Ahora bien, esas cosas deberían reclamarse en los juzgados, no con sangre.

    Realmente este tema daría para un extenso debate pero no deja de ser curioso que los yihadistas digan defender la causa musulmana pero a la vez sean los que peor imagen dan de la población musulmana y creo que precisamente la población musulmana debería darse cuenta de que el enemigo no está fuera sino que lo tienen en casa.

    Abrazotes.

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    1. Totalmente de acuerdo, tienen todo el derecho a sentirse ofendidos y deberían pelearlo en la justicia. El tema es que me parece que muchas veces llegamos demasiado lejos con eso de la ofensa. Ya a nivel general, no podemos estar viviendo en una burbuja y esperar que nada nos haga daño. No ofende el que quiere sino el que puede.

      Lo de los musulmanes daría para un blog entero. Siempre me ha parecido un tema muy complejo, pero siempre he creído que el fondo del problema ha sido la pobreza y sí, el principal enemigo lo tienen en casa.

      Un saludo.

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  2. Es verdad, vaya tema complejo.
    Es muy dificil ejercer la libertad de expresión sin vulnerar sensibilidades, y máxime cuando esperas que quien escucha cuente con el mismo sentido del humor y la misma capacidad de comprensión que quizás uno ha intentado demostrar.
    Pensando en este me acuerdo que cuando estudiaba antropología social nos advertían constantemente sobre los errores en los que sin querer nos iba a hacer caer el etnocentrismo, que no es más que el defecto de tratar de analizar y entender al resto del mundo utilizando como base de criterio la cultura propia que uno ha mamado desde pequeñito. Para remediar ese error en el que veo cae el 90% de la gente cada vez que abre la boca a la hora de juzgar los hábitos, mentalidad y costumbres de otros pueblos, habría que aplicar el concepto de "ponerse en el lugar del otro" pero llevado mucho más allá de lo que dicho así aparenta, algo que en el caso de los musulmanes y de cualquier otra cultura que sea tan diferente a la nuestra desde la base, es muy dificil.
    Con esto evidentemente no estoy ni mucho menos defendiendo el terrorismo como respuesta a lo que alguien perciba como una agresión directa contra sus valores y sus principios. La violencia como respuesta extrema nunca tiene justificación, pero en lo que se refiere a toda la escala de reacciones más humanas e inofensivas que las personas desarrollan ante lo que consideran una ofensa y a la manera de valorar la forma de comportarse de gente muy ajena a nosotros, hay que intentar hacer ese ejercicio de despojarse del etnocentrismo: liberarse de los condicionamientos culturales y la manera en como pensamos que deben ser las cosas, e intentar solamente entender. Entender ¡y respetar!.
    No sé si al final dije algo de fundamento porque la verdad es que me exasperan las consecuencias de estos actos de violencia y como se consigue que mengue todavía más si cabe la capacidad de tolerancia y comprensión entre todo el montón de personal que tenemos que convivir sobre la bola del mundo.
    Ainsss, si yo tenía que estar echando la siesta, y tu aquí enredándome :-)
    Feliz fin de semana, majo.

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    1. Jajaja, si es que entre las comeduras de cabeza que me pego aquí y los vídeos de Gracita Morales en plan Crepúsculo te voy a quitar el sueño por una temporada :-P

      Sobre lo que comentas (con fundamento) del etnocentrismo, me ocurrían casos parecidos cuando fui a trabajar al extranjero. No puedes imaginar cómo se me caía la cara de vergüenza cuando compañeros españoles empezaban a criticar las costumbres locales sin pararse a pensar un poquito en los motivos de que la gente se comporte así. Una pena.

      Creo yo que, de la misma manera que debemos ponernos en la piel del otro para no ofender a nadie, tampoco estaría mal que hiciésemos lo mismo antes de reaccionar cuando somos los ofendidos. Nada mejor para convencer al contrario de lo importante de nuestra postura que las palabras y los argumentos, no la crispación, la violencia o la muerte.

      Un saludo y felices sueños ;-)

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  3. Uyyyy... complicadito el tema. El derecho a sentirse ofendido lo tiene uno en todo momento, por lo que sea, por peregrino que sea (porque me llamen rubia de bote)... pero que ese sentirme ofendido me permita coger una pistola y pegarle un tiro a alguien, como que no. Ni siquiera a sacar las uñas y arañar y tirar de los pelos a la morena que te llama rubia de bote. Que se nos va la pinza...

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    1. Efectivamente, todos tenemos derecho a sentirnos ofendidos pero quizás deberíamos aprender a canalizar ese sentimiento. Siempre he pensado que un argumento bien llevado con la cabeza fría puede más que veinte lamentos plañideros.

      Un saludo.

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