Pues ya pasaron las elecciones... Y para unos es el apocalipsis y para otros es el comienzo de un tiempo nuevo. Para mí ni una cosa ni la otra. Me parece estupendo que la gente haya apostado por cambiar pero si alguien piensa que con esto va a ser el fin de todos los males igual se está engañando.
No creo que los partidos que han desbancado a los tradicionales vayan a ser nuestros salvadores. Seguramente no puedan llevar a cabo muchas de las propuestas que han llevado en su programa pero quizás haya que reconocerles que han hecho una cosa muy importante: han destapado algunos entresijos que marcaban a los partidos tradicionales y los han dado a conocer entre la gente. Los políticos ascenderán y caerán (y seguirán saliendo casos de corrupción), pero ese pensamiento crítico quedará ahí entre la gente. Es un paso adelante, en mi opinión.
Luego están las elecciones en mi pueblo. En resumen: se ha dado la vuelta a la tortilla por completo, tanto en la provincia como en el ayuntamiento. Pero la gran ventaja de los municipios pequeños es que nos conocemos todos y se acaba votando a las personas en lugar de a los partidos. Para hacerse a la idea, dos cabezas de lista (el futuro alcalde y otro) viven en mi calle, más otro concejal. Además, otro de los que se presentaba era amigo de la familia y, para poner la nota curiosa, los dos hermanos de un antiguo amigo de la infancia se presentaban cada uno por un partido.
A ver qué pasa estos cuatro años. Esta legislatura va a ser de todo menos aburrida.
Pseudoalucinación parasitaria de hoy: Introduzione - Fabrizio de André.