domingo, 6 de septiembre de 2015

El arte de espantar a la gente

Como ya comentaba hace unos días, me pasé casi todo el mes de agosto en plan ermitaño terminando el Trabajo Final de Máster. Tenía de plazo hasta el 15 de septiembre, pero me apetecía quitármelo de encima cuanto antes y disfrutar de los últimos días de buen tiempo sin preocupaciones.

Una vez conseguido, llegó la gran pregunta: ¿qué hago estos días sin tener la sensación de haber desperdiciado otro verano más? Entonces decidí abordar algo que no había hecho nunca y que me llevaba tiempo rondando la cabeza: ir a una playa nudista. Hay una como a dos horas de mi casa, así que un día entre semana me cojo el coche y allí que me planto. Un entorno muy bonito, poco urbanizada y masificada. Sin embargo, ese día hacía mucho viento y no me quité la ropa apenas.

Por comentarios de gente que había ido, ya intuía que había algo de "ambiente" en esa playa, cosa que pude comprobar ese día. Mucha pareja, pero también había familias, gente sola, etc.

El segundo día hizo más calor pero el mar seguía revuelto y por eso no pude bañarme. Estuve todo el rato sin ropa. Dicen que es normal, pero estaba algo incómodo al principio, por miedo a no poder controlar mis "impulsos" (me sonrojo mientras escribo esto), pero según fue pasando la jornada me fui relajando. No fui con intención de "exhibirme" (no tengo un físico para eso), pero sí que es cierto que no me siento incómodo porque la gente me mire. Mi procupación va más enfocada a romper alguna regla de cortesía no escrita que no conozca.

Es por eso que me di cuenta que había un bañista que me miraba de vez en cuando, pero no le di más importancia. Sin embargo, una vez que fui a refrescarme a la orilla se fue acercando poco a poco a donde yo estaba. Entonces sospeché que quería algo; eso junto con estar en "pelota picada" hizo que me sintiese bastante incómodo y nervioso, lo que hizo que sin decir nada se diese media vuelta y se marchase.

Físicamente era atractivo, quizás un poco estereotipado pero me agradaba la vista. No puedo decir si era simpático o desagradable, qué es lo que quería o lo que no, porque me temo que mi estupidez y mi timidez dan pie a confundirse con antipatía. Y una vez más, ahí se quedó la cosa.

Y me temo que no es la primera vez que pasa.

Pseudoalucinación parasitaria de hoy: El sonido del mar - Sundayers.

14 comentarios:

  1. Pues si te pareció agradable a la vista, le hubieses sonreido un poco!

    ResponderEliminar
  2. Entiendo muy bien eso de estar en los sitios sin saber bien como comportarse para no quebrantar -como tú muy bien dices- alguna de esas reglas sociales o de cortesía no escritas. A mi me pasa continuamente y en todo tipo de situaciones, y quizás lo mejor es relajarse y comportarse con naturalidad, justamente como yo NO sé hacer, jaja. Por lo general en entornos desconocidos consigo mostrarme tan tenso y envarado que consigo ser todo un artista en ese arte de espantar al personal, así que poco te puedo aconsejar. Todo lo más que no te sientas mal contigo mismo oor esta anécdota y que estés tranquilo porque seguro que si repites visita y se vuelve a dar la situación vas a estar mucho más calmado.
    Y que la canción de hoy sin dejar de tener el toque personal de una pseudoalucinación de estas tuyas me ha gustado, me ha sonado muy bien,
    Abrazos y feliz semana entrante, majetón.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Exactamente, no hay nada como ser uno mismo. El agravante de esa situación es estar intentando ser yo mismo cuando nunca te has despojado de la ropa en público. Si el entorno hubiese sido otro quizás habría sido más fácil. Sin embargo, en otras ocasiones me he llegado a sentir cohibido o despistado y llevaba ropa ;-)

      Me alegro que te guste la canción. Es bonita y evoca un poco ese mar que ha marcado la entrada de hoy. No todo iban a ser cosas extravagantes o casposas, jajaja.

      Un saludo y buena semana.

      Eliminar
  3. En esas circunstancias lo mejor es dejarse llevar y tener en cuenta lo que te apetece. Total, no hubieras hecho nada malo, al contrario.

    Abrazotes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Algún día me retiraré ese palo de escoba que me mantiene rígido y lo conseguiré.

      Un saludo.

      Eliminar
  4. Igual te iba a preguntar la hora jeje : p yo nunca he ido , me da penilla y no hay muchas

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Igual... Sólo que no llevaba reloj en ese momento y dudo que no se hubiese fijado, jajaja.

      Un saludo.

      Eliminar
  5. Puesh no se, yo soy muy desvorganzado y zorrto, la verdad, así que supongo que depende de momento, aunque tambioén me ha pasado que si está muy bien, me pongo idiota y no se que decir, o que hacer y termino por huir, o espantar...jujujuju.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues qué suerte el no tener vergüenza, aunque veo que a veces te pasa como a mí.

      Un saludo.

      Eliminar
  6. Igual te presionas demasiado con tanto pensar... (le dijo la sartén al cazo, que consejos vendo y para mí no tengo y es complicado ser más tímido que yo). Hay que tener un poco más de confianza en uno mismo: si se da el caso (que igual no se da) de romper una regla que no conoces y metes la pata, te disculpas y tan fresco. ¡No te puedes condicionar y limitar de esa manera de antemano!

    Por cierto, a mí me pasa como a la abuela del anuncio de un banco, que nunca he ido a playa nudista... Y digo yo, ¿dónde miraría y qué reacción habría? Uys.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí, así en frío tienes toda la razón del mundo... Pero luego me veo metido en faena y se me hace todo un poco cuesta arriba.

      Sobre lo de dónde mirar, tan sencillo como llevarse un libro o una revista.

      Un saludo.

      Eliminar
  7. Uff me acabas de recordar que todavía tengo que empezar mi trabajo final arrrrg

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esa sensación es precisamente la que quería evitar :-P

      Eliminar