lunes, 17 de noviembre de 2014

Envidia

No me cuesta reconocer que soy algo envidioso. Cuando veo algo que posee otra persona, material o inmaterial, que me gusta no dudo en pensar y expresar que a mí también me gustaría tenerlo. Culo veo, culo quiero. Otra cosa sería que mi envidia la canalizase de tal manera que desee el mal del otro pero no es así. El simple hecho de que el prójimo disfrute de algo que yo no puedo no lo hace merecedor de críticas perversas.

Sin embargo, la envidia me ha servido para enmascarar otros sentimientos como la atracción física. Nunca he sido una persona especialmente agraciada estéticamente. Desde pequeño no engordaba ni crecía. Cuando llegué a la adolescencia pegue el estirón pero no vino acompañado de un aumento de peso en igual proporción. La consecuencia es que casi hasta los 30 años tuve un peso propio de enfermos de anorexia a pesar de no tener ningún problema real de salud (estuve años yendo al endocrino).

El problema ha venido de cómo me veían los demás. Aparte de las típicas bromas y burlas de quinceañeros de las que no quiero hacerme la víctima porque creo que todos las hemos pasado, tuve que soportar que muchos adultos intentaran obsesivamente hacerme engordar. En este sociedad donde casi todo el mundo tiende a tener unos kilos de más se tiene la sensación de que quien los tiene de menos es porque le da la gana cuando no es así. Si tu metabolismo es el que es, coger kilos puede ser muy difícil. De hecho, empecé a coger peso hacia los 30 años y fue sin hacer ningún cambio en mi dieta.

No sabría decir si me he sentido acomplejado o no por mi cuerpo. Lo cierto es que nunca he tenido el más mínimo problema en mostrarlo. Llegaba el verano y me plantaba el bañador o el pantalón corto como cualquiera pero siempre he tenido la sensación de que si hubiese pesado 25 kilos más hubiese  conseguido ciertas cosas que creía inalcanzables. Hoy en día ya me he dado cuenta que estaba equivocado, que pesaba más la timidez que el físico.

Todo esto viene a que muchas veces me cruzaba con algún chico que no podía dejar de mirar aunque quisiese. Como mi mente a veces puede llegar a ser muy maquiavélica, llegué a la conclusión de que no me gustaba, sino que lo que yo tenía era envidia. Envidia de no tener ese físico y esa belleza. En parte era así, pero hoy en día ya me he dado cuenta que lo que quería por entonces era pegarle un buen achuchón y me negaba a aceptarlo...

Pseudoalucinación parasitaria de hoy: Physical - Olivia Newton-John.

12 comentarios:

  1. Yo también era tirando a flaco, pero ay, los años empiezan a estar ahí junto a los cambios metabólicos...

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    1. A mí también me pesan los años pero como tenía un margen de 25 kilos me miro al espejo y me encuentro mejor que nunca (modestia aparte, jajaja).

      Un saludo.

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  2. Yo de peso he estado siempre acorde a mi altura hasta que un problema de salud que se me presentó unido a mis problemas de azúcar hizo que pasase de pesar 93 kg (nunca he estado gordo, mido 1'90) a 65 en un par de meses. Ahora estoy en 80 y aunque me gustaría pesar un poco más estoy a gusto tal y como estoy. Eso sí, el tema de ligar no tiene porque ser una cuestión física, tener seguridad en uno mismo ayuda incluso más.

    Abrazotes.

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    1. Ostras, pues diría que lo tuyo es más extremo que lo mío (1,70 y 45 kilos). Ahora estoy en 56 kilos.
      Sobre lo de ligar, mi problema ha sido una timidez grande, junto con una cierta apatía en mi época hetero.

      Un saludo.

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  3. A mí me pasaba exactamente igual, al principio yo me fijaba en otros chicos pensando que eran más guapos, les quedaba mejor la ropa, tenían un pelo más chulo o qué sé yo, como envidiándolos. Supongo que para mí era mucho más fácil asumir el sentimiento de envidia o admiración, que el sentimiento de pura atracción física o enamoramiento incluso por otro chico, algo que para mí era demasiado fuerte para siquiera planteármelo, no quería ni pensarlo.

    Qué mal repartido está el mundo, unos deseando quitarse las lorzas, y otros intentando coger kilos..., yo te cedía algunos kilillos gustosamente.

    Un saludo.

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    1. Veo que al final muchos utilizamos la misma "táctica del avestruz" para esconcer lo que realmente sentimos.

      Lo dicho, el mundo está muy mal repartido. El día que se rifaban los kilos falté a clase, jajaja.

      Un saludo.

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  4. Que guay, Olivia, hacía mil años que no oía esa canción...
    Y en lo que se refiere al tema del post, me hace gracia porque en su momento -cuando no tenía las cosas claras- me ocurría parecido, si veía un tío buenorro al que me quedaba mirando me decía a mi mismo que lo que pasaba era que "quería ser como él", que era un tema de envidia y/o admiración y no un asunto de querer echarle un polvete...acabo de leer el comentario de Benito y pienso ¡qué cosas!, supongo que son como mecanismos mentales para sobrevivir en un entorno hostil o para sobrevivir a nosotros mismos cuando nos empeñamos en auto-putearnos, reprimirnos y no aceptar la realidad.
    Lo importante es superar eso y permitirse ser quien eres y vivir la vida en plenitud, ¿no?..
    ¡Muy buena semana!

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    1. Me apetecía ilustrar el post con esa canción, el vídeo y su doble sentido, jajaja.
      A mí me ha pasado lo mismo al leer vuestros comentarios, me sorprende la facilidad con la que han aparecido experiencias como la mía.

      Un saludo y buena semana.

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  5. Yo al reves era gordo pero como todos en la familia lo eran y aparte es que somo feos como una blasfemia hahahahhaa. Y ahi conclui que ODIABA a los guerejos por bellos jaaja, les tenia envidia, pero NOO...en realidad los deseaba. O las dos cosas. ja. que complejo, en mi adolescencia adelgacé brutalmente pero seguia siendo feo ahahhaha, que se le hace, por es me gustan los guapos :p. Ahora estoy, gordi-flaco sabroso y me siento agusto jaja.

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    1. Aunque pasases envidia por lo menos no te sirvió para enmascarar lo que sentías de verdad.

      Un saludo.

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  6. Ains, Olivia, reina... :)

    A mí me vendría muy bien pesar lo que debería pesar el Sr. Ingebrethsen, pero la putabáscula rebelde ronda los 97-99 (salvo durante alguna tregua inesperada). El máximo ha sido 99,900. ¡A 100 gramos de un quintal métrico!

    A mí eso no me ha sucedido nunca. Envidia por lo guapa que puede ser la gente... sí, mucha, porque soy bastante normalillo, tengo el pelo de mi abuela, soy torpe... Pero como pantalla para ocultar, no me había dado por ahí...

    Lo importante: fase sperada, ¿verdad?

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    1. Se podría decir que sí, que fase superada. Parece mentira lo liberador que puede ser el tener claro lo que sientes y lo que te piden las hormonas ;-)

      Un saludo.

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